Estoy forzando palabras fuera de mi mente...estoy necesitada de las letras que llenen vacíos. Sentada en medio de letras y hermosas palabras que describen los más intensos sentimientos...letras y palabras, más letras y palabras.
El devenir de la mente al texto. Del texto al cuerpo. El estruendo de los pensamientos mezclados con los sentimientos. Miedo, dolor, decepción. Vos, yo, los demás. Los de aquí y los de allá en nuestras vidas. La indefinición y la inseguridad. La falta de forma y de ritmo.
Calmar la ansiendad
El estruendo de las teclas sonando me calma la mente. La mente vuelve al frenesí y la poesía invade mis oídos de nuevo. El huracán regresa con toda la fuerza y arrasa los pensamientos, todo se lo lleva. No devuelve, no perdona ni condena. Simplemente borra, olvida, aleja.
Dejarse llevar
La melodía de las teclas va creciendo lentamente y de repente se apodera de todo. Las palabras resuenan como gritos de libertad, de amor, de grandeza, de justicia... envuelven el ambiente que se hace cada vez más cálido, embriaga y endulza.
La despedida
Ya el cuerpo resiente tanto sentimiento acumulado. Las palabras se acumulan en el cerebro y ante la falta de espacio, de rapidez, se escapan por entre los poros, por los ojos, las manos. Escapan al eterno olvido. Escapan de ser plasmadas, condenadas a existir. Escapan mientras miles más se se siguen acumulando. La decisión entonces es desistir. Por hoy, no más.
"Estoy forzando palabras fuera de mi mente...estoy necesitada de las letras que llenen vacíos. Sentada en medio de letras y hermosas palabras que describen los más intensos sentimientos...letras y palabras, más letras y palabras.
ResponderEliminarEl devenir de la mente al texto. Del texto al cuerpo. El estruendo de los pensamientos mezclados con los sentimientos. Miedo, dolor, decepción. Vos, yo, los demás. Los de aquí y los de allá en nuestras vidas. La indefinición y la inseguridad. La falta de forma y de ritmo.
Calmar la ansiendad
El estruendo de las teclas sonando me calma la mente. La mente vuelve al frenesí y la poesía invade mis oídos de nuevo. El huracán regresa con toda la fuerza y arrasa los pensamientos, todo se lo lleva. No devuelve, no perdona ni condena. Simplemente borra, olvida, aleja."
Con esos dos párrafos nomás, me diste tanta alegría: evidentemente, no soy el único que precisa escribir porque sí, porque quizás sea una razón autosuficiente, porque es lo que (no) no sale.
Gracias.