Brotaron lágrimas de dolor y bronca. Brotaron gritos de dolor y bronca.
Sabíamos ya la causa, conocemos a los responsables. Pero aún así el dolor trepa mi garganta y anida.
16 años y sólo llevabas encima la culpa de la dignidad, la decisión de no permitir su impunidad, de no alimentar con silencio el miedo con el que crean redes delictivas que al mismo tiempo usan de montaje para justificar cada asesinato.
Con tu denuncia firmaste tu condena y tu valentía te hizo bandera de la juventud que no se esconde, la que enfrenta la maldita policía y su maldita impunidad (la que le garantiza Kristina), la que lucha junto a los obreros, la que combate por la verdadera igualdad. Sos hoy más que nunca la bandera de la revolución que necesitamos para terminar con la desigualdad, con la represión, con las desapariciones.
Luciano, hoy mi lucha se renueva en tu memoria. El mejor homenaje considero es el compromiso de continuar la lucha para terminar con el gatillo fácil, con la policía, con el estado que la ampara, con el sistema que la legítima.
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