martes, 19 de febrero de 2013

Haydee Cruz, asesinada por ser joven y mujer; y su caso impune, por ser hija de una trabajadora

Esta vez un muy buen post desde Derecho a la Herejía que supo transmitir el repudio que genera la violencia que el sistema genera sobre las mujeres y la juventud pobres, hijxs de trabajadorxs.
 
HAYDEE

Haydee es un nombre que podría protagonizar un cuento de hadas. Pero nuestra Haydee no nació en la fantasía de ningún cuentista; ni vivía en una torre de marfil, con un padre millonario que realice todos los sueños de una adolescente.
Haydee Cruz vivía en el Barrio Alto Comedero, donde los hijos e hijas de trabajadores aprenden prontamente que si quieren realizar tan solo un sueño, tienen que salir a pelearle a la vida todos los días.
A sus 15 años ya conocía el terror. Sabía que las mujeres vivimos bajo constante amenaza, porque reina el mito de que nuestras vidas no tienen ningún valor, de que nacimos para satisfacer los placeres más inmundos de los hombres, de que somos objetos que sirven para descargar toda la miseria que el capitalismo les sugestiona.
Como si de una selva se tratara, salir del refugio de su hogar le podía costar la vida, corría el riesgo de “ser cazada”. Estaba bajo constante amenaza, igual que miles de chicos y chicas de barrio que sufren la persecución de bandas de maleantes protegidas por la policía, por la indiferencia del Gobierno provincial y su “Justicia” para ricos y casos famosos que pueden llegar a tener algún costo político.
En noviembre del 2010, a sus 16 años de edad, la mataron a golpes mientras la violaban. Su familia la buscaba, mientras la policía se preparaba para caratular otra “fuga de hogar”, como suelen caratular a los casos de secuestros que cometen sus verdaderos jefes.
Irreconocible por los golpes, días después, su cuerpo apareció tirado en el barrio San Pedrito.
Los monstruos del horror no tienen problema en reconocer que arrojaron el cuerpo en este barrio porque les pareció mejor lugar que el dique. Que antes lavaron su ropa y limpiaron el cuerpo con alcohol para no dejar rastros.
La Cámara de Apelaciones no tardó en entender a sus amigos y dejarlos en libertad:
¡Claro! ¿Cómo no entenderlos? Son dos muchachos acostumbrados a abusar de las chicas del barrio y jamás se les murió una en el acto ¿Cómo no van a limpiar el cuerpo con el miedo que pudieron sentir al darse cuenta que estaba muerta?
Por su puesto, es como ellos dicen, ella se murió solita mientras dormía y ellos no tienen nada que ver con el tabique de su nariz roto, los golpes en la vagina y en todo el cuerpo, con los rastros de semen; ¿Cómo van a tener que ver con eso, chicos tan jóvenes? Si limpiaron el cuerpo y lo arrojaron por ahí fue de puro miedo, por el regaño que les iban a dar sus papis.
No, señores – ¡y señoras!- de la Cámara de Apelaciones, es una ironía, aunque sólo a Uds se les puede ocurrir que no lo sea.
La familia de Haydee ni siquiera encontró un poco de tranquilidad en todos estos años de impunidad. Con sus líderes en libertad, esta escoria acosa constantemente la casa de las mujeres Cruz: Cuando su madre va a trabajar, las dos hermanas que todavía viven allí tienen que protegerse más que nunca, ya que los asesinos comienzan a chiflar para que salgan, y cuando se cansan de hacerlo, comienzan a apedrear la casa.
 
Un encubrimiento que da qué pensar
 
El SAME, en el 2009 ya había conocido a Haydee. Después de mantenerse a salvo por un tiempo gracias al acompañamiento de su hermanita menor para ir a clases, por ese año, ellos la sacaron bajo amenazas de su casa, abusaron de ella y luego la abandonaron desnuda en una cancha. La policía, quien la encontró y la llevó a su casa, le ocultó todo esto a su familia.
Tanto el fiscal como los peritos no tuvieron en cuenta muchas pruebas que tuvieron en sus manos. La ropa interior de Haydee, desapareció misteriosamente. Según algunos especialistas, los golpes que calificaron como “post mortem”, no podrían serlos, ya que de ser así no habría razones que justifiquen la terrible inflamación que produjeron –todo su rostro estaba hinchado, igual que todas las partes del cuerpo golpeadas y las marcas de mordeduras-. Así mismo no pudo morir ahogada en su propio vómito como afirman, pues no hay rastros de que haya vomitado. Muchas pruebas como el colchón lleno de sangre y el resto de la ropa, se guardaron en lugares con un deterioro edilicio que hace a éstos no apropiados para dichos elementos.
El fiscal y la Cámara de apelaciones afirman que no existen pruebas suficientes para detener a los asesinos. Desde la secretaría de la niñez les dijeron que es un caso más de tantos y no podían hacer nada. El gobernador Fellner, tras recibir la tercera carta de la familia, les envió a un abogado para que les explique que todo estaba bien, “en camino”; cuando en realidad todo estaba estancado y el expediente recién pasó a Tribunales en febrero de este año, gracias al reclamo en las calles de los amigos y familiares de Haydee, junto con organizaciones y partidos de izquierda.
Todos sabemos que la vida de los trabajadores como la de sus hijos e hijas, para el gobierno, no tiene importancia alguna ¿Pero por qué tantas instituciones del Estado se ocuparían de entorpecer esta causa y dejar libre a un par de lúmpenes que matan su tiempo en el pandillaje chico?
Sobre esta banda en particular se corren varios rumores, entre ellos que están metidos en el negocio de las drogas y por eso acechan los colegios públicos de zonas periféricas, para extender sus negocios.
Las grandes redes del narcotráfico son dirigidas por importantes empresarios, millonarios que hacen de la ilegalidad de la droga, su ley para matar a nuestros chicos. Jamás pisaron ni pisarán un barrio, manejan el negocio desde arriba, a través de redes que llegan a los barrios, con la complicidad de la policía y algunos desclasados.
Es un rumor. También podría no ser cierto; pero lo innegable es que la complicidad por parte de las instituciones estatales no se justifica con la simple negligencia y burocracia de las mismas ¿Qué hay detrás de todo este encubrimiento? ¿Existe alguien o algo más importante qué proteger para estas instituciones?
 
La juventud y las mujeres podemos forjarnos un mundo sin opresión
 
Pareciera que para la juventud del pueblo pobre y trabajador, la justicia no existe, que tenemos que desarrollar cayos en el corazón y aprender a masticar la bronca ¡Pero no es así! No merecemos estas humillaciones ni tenemos por qué soportarlas.
Está demostrado que no podemos confiar ni en la policía, ni en el aparato Judicial, ni en el gobierno y sus secretarías.
Tenemos que confiar en nuestras propias fuerzas. La marcha del 1º de febrero demostró que si salimos todos juntos a las calles a reclamar por nuestros derechos, podemos imponer nuestra voluntad. Las pequeñas conquistas conseguidas ese día son prueba de que podemos ir por más.
Tenemos que organizarnos para que no nos callen más, transformar toda la bronca en un grito de guerra contra los flagelos y la impunidad que nos azotan.
¡Demostremos en las calles, junto con los Centros de Estudiantes de los colegios secundarios, de las facultades, junto con los sindicatos, organizaciones y partidos de izquierda, que con la vida de nuestros jóvenes no se juega!
Unámonos para que el crimen de Haydee no siga impune; y hagamos todo porque esa unión disponga la conciencia de cientos de nuevos jóvenes jujeños para acabar con este sistema que nos explota, nos humilla y nos mata.

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